Muchas empresas han llegado a la conclusión de que deben tener presencia en las redes sociales porque todos están, pero sin tener claras las ventajas de dialogar directamente con sus consumidores y prospects. Por este motivo buscan pagar lo menos posible, porque no son conscientes de que es una inversión, no un gasto. Es aquí cuando aparecen las empresas que ofrecen paquetes de gestión en una más que discutible guerra de precios.
“Creación de perfiles en Facebook y Twitter; 15 publicaciones al mes; tácticas de captación, dinamización y retención; atención de alertas y solución de crisis; acción promocional de fidelización; 2 promociones de posts para aumentar alcance; informe cuantitativo… 199€/mes”. Que me perdonen, pero este tipo de ofertas desprestigian la profesión y llevan a engaño.
Si una marca se plantea entrar en las redes sociales es para dialogar con su comunidad de seguidores, fidelizarlos y rentabilizarlos. Si se limita a pegar mensajes sin escuchar a los usuarios es que no ha entendido de que va esto.
Por ese precio, además, solo se podría incluir a duras penas 5 ó 6 horas mensuales de un community manager. De un social media strategist o un social media analyst ni hablemos. Esto es como cuando algún espabilado para ahorrarse pagar a una agencia de publicidad contrataba a un diseñador gráfico. ¿Y el trabajo del director creativo, el del copy, el del planner… quién lo hacía?
Los responsables de la gestión de las redes sociales de una empresa son su voz y oído en ellas. ¿Dejaríamos que cualquier persona mal pagada tuviera tanta responsabilidad? Nos encantan los churros, pero los de churrería. Los de pretendidas agencias de social media se nos indigestan.