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Entre vergüenza torera e indignación es lo que sentimos al ver la oferta de ¿trabajo? de una empresa de cuyo nombre no queremos acordarnos (sólo la retendremos en la memoria para aconsejar a los amigos no trabajar ni con ella ni en ella).
Estos caraduras buscan un experto en medios sociales. Trabajará 20 h por semana y sus funciones serán desarrollar y ejecutar estrategias de comunicación, dinamizar redes sociales y comunidades virtuales, crear y mantener un mapa de bloggers influenciadores y crear y presentar informes de resultados.
La oferta está bien ¿verdad? Cualquier experto en medios sociales estaría contento por ofrecer su experiencia (de experto) en un trabajo así. Solo que el anuncio cruje cuando llegamos a la remuneración ofrecida: 0 euros.
Que en la empresa sean unos malandrines que se aprovechan de la coyuntura no es nuevo. En los 80 ya empezó el truque “soy una gran agencia, tú un simple estudiante; si quieres trabajar aquí a cambio de aprender y presumir delante de tus compañeros de carrera no te pagaremos un duro y si eres bueno, dentro de seis meses empezarás a cobrar el sueldo mínimo”. Y los hijos de la clase media acudieron en tropel, creando un agravio comparativo con los que no se podían permitir el lujo de trabajar sin cobrar.
Y de aquellos lodos, estos barros. Volviendo al anuncio de marras, lo peor no es que unos aprovechados busquen un “experto en medios sociales” por 0 euros (que no pague alquiler, que tenga un tío en un súper que le pase comida, al que le guste caminar para no pagar transporte… ). Lo que mantiene este estado de cosas es que habrá cola de currículums levantando la manita -“¡A mi, escógeme a mi!”- porque algunos han olvidado (o nunca han sabido) aquello tan antiguo de que el trabajo tiene como objetivo la producción de bienes y servicios y a cambio la persona que trabaja obtiene sus medios de subsistencia.
Los que trabajan gratis desamortizan los puestos de trabajo del resto. Los que pretenden tener un “experto” sin remunerarle están contribuyendo al desequilibrio del sistema. Ambos roban. Ambos colaboran a que las cosas vayan aún peor.
Eso sí, el título, bien grande, deja claro que lo que ofrece la empresa son unas “prácticas”. ¿Prácticas de experto? Otra oferta de trabajo basada en el oxímoron.